La gata sufragista
Sobre criaturas felinas, política y feminismos.
jueves, 8 de febrero de 2024
Enid Cruz Ramírez: Un feminismo sin paredes
jueves, 28 de diciembre de 2023
No es un hecho aislado, se llama patriarcado.
El 24 de diciembre Costa Rica amaneció de luto. A la vuelta de la casa de mis padres, en San Ramón, Braidyn Badilla Bolaños fue asesinada por su pareja. Ella, una chica lista, trabajadora, alegre, valiente y con toda una vida por delante. Es un feminicidio, que sacude nuestra tristeza.
El feminicidio de Braidyn, nos hace llorar, al tiempo que nos pone de frente, en nuestras caras y corazones, que la violencia machista es letal, que la violencia contra las mujeres está presente en nuestro andar cotidiano, aunque la escondamos, aunque a veces cerremos los ojos, o no la podamos ver.
No es un hecho aislado, no es un asunto individual, es una tragedia colectiva. No es un caso aislado, se llama patriarcado.
Es doloroso comprender que la violencia machista se ensaña, y se ha ensañado, con nuestras amigas, vecinas, hermanas, hijas y también con nosotras mismas.
Cuántas veces, pasamos por alto las alertas; los gestos violentos, reímos los chistes, las descalificaciones, justificamos el control, minimizamos las amenazas y justificamos los celos. Y nunca falta, alguien en la conversación, que diga sin inmutarse: “la golpearon porque se lo buscó; la violaron porque se lo buscó”.
En el feminicidio, siempre hay una responsabilidad social: el silencio colectivo que se hace cómplice de la violencia machista.
Ninguna mujer merece ser asesinada, y menos en manos de quien dice amarla. Y no, no fue un loco, quien cometió este crimen, el asesino es un hijo muy sano del patriarcado.
El patriarcado impone la violencia, y construye la desigualdad entre mujeres y hombres, crea masculinidades controladoras, violentas, que desprecian al débil y justifican las agresiones y la crueldad, como forma de expresar el poder.
Las feministas hace ya mucho que lo decimos, lo estudiamos, lo alertamos: Vivimos en sociedades machistas, profundamente misóginas y violentas. Aun así, hay voces que nos dicen locas, exageradas y hasta algunas gentes, se atreven a decir que la violencia machista no existe en el país del pura vida.
Es muy doloroso ver que Braidyn, tenía como foto de perfil en su Facebook, su cara sonriente enmarcada con la frase “Nací para ser libre y no asesinada” y fuera de las redes sociales, en la realidad, su pareja la agredía.
A veces, pareciese que el feminismo se ha vuelto moda, tan de moda que no está en ningún sitio de manera seria y profunda. No, el feminismo no es moda, ni un objeto de consumo.
El feminismo dista mucho de ser una frase que enmarca fotos en facebook, dista mucho ser la banalidad o frivolidad al estilo Shakira, del feminismo Barbie, de las discusiones banales en redes sociales, o de perreo del reggaeton.
El feminismo no son memes, o reels, algunas veces sin sentido, el feminismo es la creación de espacios libres de violencia. Y que todas, podamos regresar a casa solas, a la hora que nos dé la gana y si queremos, también borrachas.
El feminismo, es alzar la voz contra la violencia machista, es una lucha histórica por el buen vivir, la igualdad y la libertad de las niñas y mujeres.
El feminismo es un asunto serio, porque se trata de nosotras las mujeres, que somos la mitad de la humanidad.
El feminismo está en nuestra memoria larga, un camino de lucha que iniciaron quienes nos antecedieron. Es una forma de enfrentar la vida, en lo individual y en lo colectivo,
El feminismo nos da fuerza y valentía para apropiarnos de nuestros derechos, es algo así como convertirnos todas defensoras populares las unas de las otras, de saber que nos tenemos como una tribu amorosa y solidaria; porque si tocan a una nos tocan a todas.
El feminismo nos enseña a no pasar por alto las alertas machistas, porque si hay control, celos, descalificación y manipulación, ahí no es, eso no es amor, eso es violencia machista. Es el ponernos las gafas violeta, y percatarnos que el machismo se expresa de muchas maneras.
El feminismo es poner la vida en el centro, son programas de prevención, educación, cuidado y sensibilización. Es construir la justicia.
Ante el horror de la violencia feminicida, el punitivismo resuena después de la tragedia y que se ponga al responsable en el cadalso. Hay gente pide a gritos la venganza como sinónimo de justicia.
Se construye un discurso en nombre de los derechos de las mujeres, y feminista, que alienta el punitivismo, el aumento de las penas de cárcel, pero sin buscar combatir las causas estructurales, culturales, económicas de la desigualdad que existe entre mujeres y hombres, esa que abre paso a la violencia feminicida.
La justicia, no es la venganza, ni tampoco son los ajusticiamientos. Sí, el hombre responsable del asesinato de Braidyn, debe enfrentar un jucio. Sí, debe responsabilizarse del hecho violento y cruel que perpetró. Sí, debe enfrentarse a un juicio y asumir la pena correspondiente. Sí, el Poder Judicial debe cumplir con su parte y ser garante de la justicia.
Pero la cárcel por la cárcel poco resuelve y más bien alienta la violencia.Tampoco lo resuelve el ojo por ojo, ni más sangre, ni más dolor, nos dará paz ni libertad. Solo una nueva dimensión del valor de la vida, necesitamos erradicar la desigualdad y el machismo de la sociedad, para construir sociedades que garanticen la vida digna y el buen vivir.
La justicia feminista, implica que quienes son víctimas de la violencia machista puedan tener la certeza de que se sienten las responsabilidades dentro del marco de la ley, se sienten las responsaibilidades individuales.
Las instituciones y el estado, deben asumir las responsabilidades que le corresponden: tomar acciones para prevenir, erradicar y sancionar todas las formas de violencia contra las mujeres.
La justicia feminista, es la búsqueda de la verdad, justicia y reparación, pero sobre todo, una garantía de no repetición; que estos hechos no ocurran nunca más,
La justicia, es también un proceso de memoria colectiva e histórica, para que el feminicidio de Braidyn no quede como un hecho aislado.
¿Qué redes de cercanía y solidaridad tenemos a nuestro alcance? ¿Tenemos las mujeres realmente libertad, para decidir sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestro andar?
¿Qué estamos haciendo como comunidad e individualmente, para construir y alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres? ¿Qué estamos haciendo para conseguir la justicia social y una comunidad de paz?
Apremia un trabajo pedagógico, liberador feminista, enfocarnos en construir relaciones sanas entre seres humanos.
No justificar nunca más las relaciones de masculinidades agresivas y las relaciones de poder /control /sumisión; dominio/posesión y entrega; porque no son sinónimos de amor y afecto.
Y en este tema el feminismo, es central. Los hombres deben ser parte de la lucha, es necesario que ellos asuman su responsabilidad en erradicar el machismo, y construir una sociedad, un barrio, una familia de iguales y libre de violencias.
Requerimos programas de educación para la igualdad entre hombres y mujeres; en relaciones afectivas, emocionales, sentimentales.. Despatriarcalizar lo cotidiano.
Construir lazos del buen vivir en lo que nos une y en lo que nos separa. No avalar, ni reproducir, discursos de odio, sexistas, machistas, racistas, xenófobos, ni de rechazo a lo diferente.
Se requiere de una institucionalidad pública con perspectiva de clase y feminista que garantice los derechos sociales, que llegue a todos los sitios y nos alcance a todas.
Urgen mecanismos para evitar la repetición de la violencia machista, requerimos espacios para promover la reflexión sobre la ética del cuidado y los lazos de solidaridad, construir comunidad y sabernos parte de ella, en lo cotidiano y no solo en la fugacidad de la tragedia para quienes miran las redes, o en la permanencia de lo trágico, para quienes lloran a Braidyn.
Defender la vida, es defender el buen vivir. Es acuerparnos todos los días y sabernos que juntas somos fuertes. Nos queremos en paz, alegres y vivas, nos queremos libres, felices, plenas, sin miedo y con las necesidades materiales cubiertas.
Recuperemos la fuerza de la memoria colectiva, para que nunca más tengamos que gritar, ni una menos, ni una más.
Construyamos un feminismo cotidiano, de lazos fuertes, amplios y no como guerra. Así también, podremos honrar la vida de Braidyn, su legado, su fuerza, amor y su sonrisa.
Para toda la familia de Braidyn, en especial para su madre, Kattia, a quien recuerdo con gratitud , mi solidaridad, cariño, mi respeto absoluto y un abrazo profundamente humano.
Vivas y libres nos queremos. ¡Basta de patriarcado criminal!
Para que las flores renazcan siempre.
Por la memoria, esa que nos hace humanos.
Ana Marcela Montanaro
AMS, 26 de diciembre 2023
domingo, 9 de abril de 2023
Enfermedad, muerte, facebook y tik tok
lunes, 4 de abril de 2022
Votar con una pinza en la nariz
#costarica #Elecciones2022 Fui a votar sin ilusión y con tristeza. Con las palabras atragantadas en el centro de mi cuerpo. Con el dolor atravesándome entera y en mi brazo.
Pensé en la justicia social. No hay. En Costa Rica esa palabra ha sido olvidada. Esa acción no parece concebirse.
Pensé en el enfado de la gente. En un país en donde unos señoros, muy señoros y unas señoras semejantes a esos señores, se reparten todo, hasta aspiran repartirse entre ellos la alegría. Y quieren robarnos todo, hasta la ilusión y la rebeldía.
Pensé en los proges neoliberales y las feministas del progresismo neoliberal. Ese feminismo elitista y del éxito. También responsables de esta debacle política. Pensé en los derechos humanos y los fragmentos. Eso han provocado lo identitario de colores arcoíris acorde al neoliberalismo.
Pensé en mis hermanas indígenas. Las luchas por la madre tierra .
Pensé en las banderas. Trozos de tela. Las de hoy, Ambas llevan el color verde. Verde como mi tristeza.
Pensé en mi memoria. La memoria larga que me hace y me mueve.
Abrí la papeleta. La papeleta olía feo.
Me puse una pinza en la nariz. Pensé en las mujeres. Pensé en mis amigas. Pensé en la violencia y como la sociedad la hace corriente y natural. Ni siquiera la ve.
Pensé en mis abuelas. Porque ellas fueron, hoy nosotras hoy somos.
Pensé en todo lo que tenemos que hacer. ¿Como organizar la rebeldía?
Hace cuatro años escribí: no hay vuelta de hoja. El proyecto pos neoliberal , autoritario, anti democrático y fundamentalista religioso llegó para quedarse. Hoy lo escribo nuevamente
Pensé en el sentido común.
Me puse una pinza en la nariz. Cerré los ojos. Lloré.
La lucidez feminista me dio la fuerza y voté. #Elecciones2022 #costarica
#Figueres #RodrigoChaves #EleccionesCostaRica
domingo, 19 de diciembre de 2021
Que viva siempre el buen amor
La decisión amorosa es una cadena de aciertos, desaciertos, encuentros y desencuentros. La decisión de decir sí es sobre todo construir amorosamente las decisiones vitales y cotidianas.
Me atrevo a decir esto, porque lo he visto en la relación construida por dos seres humanos que coincidieron por primera vez hace 62 años, pero que no fue hasta 10 años después, un 19 de diciembre de 1969 que decidieron vivir el amor, caminar hacia un altar e iniciar la experiencia de compartir y acompañarse en el recorrido del camino cotidiano y vital.
Porque eso de que el amor es una asunto de color rosa y de mariposas en el estómago es un cuento, que de ficción todo lo tiene. Pensar que el amor son las películas de Navidad y sofá, es vivir lo irreal. Ese amor líquido y banal de vivir fuera y no dentro. El egoísmo de color rosa nunca será amor.
El amor desechable del mercado patriarcal y capitalista, eso es una mercancía, es violencia y eso dista mucho de lo que es una relación amorosa entre dos seres humanos que dicen sí, no una vez en la vida, sino que el decir sí lo hacen verbo cada día. El amor que también sabe decir NO. Dos personas que se saben personas e individualidades diferentes, independientes, libres y autónomas
Oscar y Olga , Olga Martha y Óscar. Osquir y Olguis. Padre, Madre. Abuelito y Abuelita.
Más que las bendiciones eclesiales a mi madre y a mi padre, lo que los ha permitido caminar juntos, a veces, eso sí por rutas diferentes del mismo camino. Es la voluntad, es la libertad y la alegría de saberse cómplices más allá de los mandatos de lo que para el mercado configura eso que vende bajo el nombre “amor eterno”.
Oscar y Olga, con plena conciencia de sus luces y de sus sombras, sus aciertos y desaciertos, decidieron construir una experiencia vital para ser compartida y nunca invadida.
De ese sí risueño, meditado y racional que se dieron la mañana del 19 de diciembre de 1969, se construyó con el paso de los amaneceres en una relación vital libre, sólida, amorosa, comprometida no solo en lo individual sino que ellos comprendieron que el hecho ser pareja no es un asunto de dos, sino que es un asunto colectivo y un acto político de amor, nunca un acto comercial de pose, religiosidad o hipocresía. Fue y sigue siendo un acto de amorosa libertad.
Bueno, esta es mi apreciación, supongo que esto no ha sido nada fácil, aunque no por ello ha dejado de ser gratificante.
Ella, Olga Marta, mi madre, con un carácter fuerte, feminista y vital; apasionada, trasgresora, rebelde, directa. La mujer con más energía que conozco.
Él, Óscar, mi padre, con un carácter pausado, amante de Jorge Luis Borges y de la literatura; amoroso con los gatos, introvertido, racional y metódico. El hombre con pausa y con la sonrisa más linda que mis ojos han visto jamás.
Mi padre el silencio y mi madre la pasión. Ambos personas inteligentes, listas, estudiosas, honestas, simples, complejas, comprometidas y coherentes en el decir y en el hacer.
De estas dos personas; tres hijas: Ana Marcela, Adriana Rosa y Maria Esther. Un nieto: Jorge Arturo, También muchas criaturas no humanas, perros, gatos y una vez hasta un perico. Así es la hibridez Montanaro Mena, o Mena-Montanaro.
Ellos son 52 años de amorosa convivencia y más que un asunto temporal lineal su andar uno junto al otro, Pienso en el tiempo circular. El tiempo que se cuenta de manera inusual para esta sociedad de consumo. El tiempo en ciclos. Es un tiempo en tiempos de muchas vidas, cuerpos e historias vitales. Es un tiempo en otra cadencia, con lluvia, sol, lunas y mares.
Nosotras, sus hijas y el nieto, somos la mezcla, la hibridez de la diversidad de un amor que espacial y temporalmente se ha transformado en amores. Todas diferentes, como los dedos de la mano, dice mi madre.
Cada una de nosotras diferencia esencial, Marce, Adri, Esther, y Arturito,. eso sí somos disciplinadas con un compromiso político, intelectual y vital por hacer de esta sociedad un sitio mejor. Compartimos eso sí, el valor y el amor por la sencillez, las pequeñas cosas y aprender, pensando siempre en la justicia social. Somos la vida que Óscar y Olga iniciaron, el camino que ambos nos enseñaron y nos enseñan.
Hoy de los 6 seres humanos, Montanaro, cuatro están en la cintura de América Central, en Costa Rica, Olga Marta, Óscar, María Esther y Arturo, las otras dos estamos aquí: Adriana, y yo, Ana Marcela. Hoy no estamos en el espacio físico cercano, pero hacemos, lo que estas dos personas maravillosas a las que llamamos mami y papi, nos han enseñado, a ser libres, valientes, disciplinadas y amar el estudio y trascender fronteras para crear otras maneras de relacionarnos con el mundo. Más vale el ser que el ser que el tener.
Pues eso, del acto amoroso de decirse algunas veces sí y algunas otras veces decirse no que inició hace cincuenta y dos años, hoy sigue su curso con pausa.
Es la expresión de la decisión vital que inició una mañana luminosa y ventosa del 19 de diciembre de 1969. Decir sí, decir no, es mirar a otros ojos en libertad y es lo que permite que el amor continúe siendo un amor en lo individual y muchos amores en plural, en lo cercano, en la distancia, en lo cotidiano, en lo individual y en lo colectivo; en el espacio doméstico y en el espacio público. Un amor, muchos amores.
Hoy, cincuenta y dos años después, el paso es más lento, más cómplice, más amoroso, es ya eterno. Es la mano de mi madre del brazo de mi padre. Es el café, la granola, la avena, los libros y el conspirar .
¡Qué viva siempre el buen amor! Los buenos amores que hacen que no perdamos la esperanza de que lo pequeño se vuelve enorme, que lo individual se hace colectivo y que el mundo puede y será mejor...
Madre y Padre, enhorabuena por el camino iniciado hace 52 años, la ruta repleta de incertezas y certezas, que se ha ensanchado en jardines, bibliotecas y laberintos. El espacio que nos recuerda con plena certeza que el amor será libre o no será. Que en la sencillez se teje la fuerza, la ternura, las lealtades y complicidades.
Gracias Madre, gracias Padre por los amores multiplicados, híbridos, mestizos. Gracias por amarnos, nosotras las hijas y el nieto, somos parte de vuestras luces y de vuestras sombras. Sin duda el legado de lo mejor que cada uno aportó a nuestra carga genética.
Gracias por los 52 años del inicio del proyecto cotidiano de amor.
Gracias por la amorosa historia, que es y seguirá siendo presente en cada uno de nuestros pasos. Nosotras somos vuestra continuación.
Gracias por el buen y bonito amor.
Siempre ❤️
Ana-Marcela Montanaro
Madrid, invierno y diciembre 19 de 2021
viernes, 3 de diciembre de 2021
Dialectics
Constant
and eternal change. Thesis, antithesis and synthesis. The dialectics of life,
with all its wonderful, boring, fascinating, deplorable and precious
contradictions. Dynamics of time and motives.
And no,
I will not bring my laptop. It will
be better to get closer and embrace the coincidences, and also the
contradictions.
Madrid, 2 autumn and
December 2021
Ana-Marcela Montanaro
sábado, 18 de septiembre de 2021
Luces artificiales
Costa Rica conmemoró el 15 de septiembre 200 años de la independencia política de España. Las celebraciones institucionales fueron rimbombantes, por lo alto, lo bajo y alumbradas por la prensa.
Hace 200 años, Costa Rica dejó de ser formalmente una colonia y se convirtió en una democracia criolla insuficiente, violenta y excluyente, pero revestida de mitos de paz, igualdad y felicidad. La Costa Rica del bicentenario, la Costa Rica imaginada. La de las luces artificiales y del buen vestir. La de la estética criolla. La Costa Rica mítica, de los igualiticos y hermaniticos. La de la puritica vida. Todo colorido y tan hipócrita.
Abundancia de juegos pirotécnicos para unos cuantos, mientras la oscuridad, el sufrimiento y el silenciamiento de la exclusión, para miles de personas empobrecidas, sin acceso a la vida digna.
La Costa Rica desigual, la de las banderas, la patria pacífica y diseñada para creer sin ser. El país del bicentenario criollo, violento contra los pueblos indígenas y grupos empobrecidos.
El país empresarial del egoísmo bicentenario, de salarios que no alcanzan. La democracia de la libertad del empoderamiento y emprendedurismo, la aspiración de tocar el cielo y a tener amiguetes políticos o narcos. La Costa Rica de políticos de todo color y tamaño que dan la espalda a la gente.
El país los fragmentos y segmentos de derechos humanos y reconocimiento identitario sin redistribución de la riqueza. Sin debate democrático.
Todo bucólico y hipster. Tan de los derechos de las mujeres, para algunas mujeres. La Costa Rica de los feminismos prósperos, de las mujeres del éxito y aborto ya, pero sin que a ellas les importe la pobreza y marginación de miles de mujeres. Tan LGTBI, de colores pero sin compromiso por vidas dignas que merecen la pena ser vidas.
La Costa Rica Ideal (como la marca de leche) sin Centroamérica y ojalá sin nicas. La democracia insuficiente, criolla, racista, clasista que destila violencia, patriarcado, injusticia y sufrimiento.
Los políticos criollos sean progres o religiosos neoliberales, católicos, evangélicos, todos mediocres, pero brilla el nacionalismo. Políticos sin creatividad, tan neoliberales y egoístas, pero tuanis. Todo es tan falso, tan imaginario y tan pintoresco.
Los éxitos presidenciales del Bicentenario de la democracia criolla. Carlos Alvarado y su mujer, compartiendo fotos de ciudades alrededor del mundo alumbradas artificialmente de luces blancas, azules y rojas
La celebración. Todo es tan bonito, tan próspero, tan imaginado, tan falso…
Basta de postureo y espejismos. Urge la Justicia social, feminista-antirracista completa y no en fragmentos criollos de hipocresía.