domingo, 19 de diciembre de 2021

Que viva siempre el buen amor

 


Coincidir con una persona que a una le alegre los ojos, le haga bailar el cuerpo y las palabras, es un regalo maravilloso. Puede resultar difícil de hallar, pero menos fácil aún, es decidir pasar y compartir la mayor parte de la vida junto a otro ser humano, eso sí que es difícil.

La decisión amorosa es una cadena de aciertos, desaciertos, encuentros y desencuentros. La decisión de decir sí es sobre todo construir amorosamente las decisiones vitales y cotidianas.

Me atrevo a decir esto, porque lo he visto en la relación construida por dos seres humanos que coincidieron por primera vez hace 62 años, pero que no fue hasta 10 años después, un 19 de diciembre de 1969 que decidieron vivir el amor, caminar hacia un altar e iniciar la experiencia de compartir y acompañarse en el recorrido del camino cotidiano y vital.

Porque eso de que el amor es una asunto de color rosa y de mariposas en el estómago es un cuento, que de ficción todo lo tiene. Pensar que el amor son las películas de Navidad y sofá, es vivir lo irreal. Ese amor líquido y banal de vivir fuera y no dentro. El egoísmo de color rosa nunca será amor.

El amor desechable del mercado patriarcal y capitalista, eso es una mercancía, es violencia y eso dista mucho de lo que es una relación amorosa entre dos seres humanos que dicen sí, no una vez en la vida, sino que el decir sí lo hacen verbo cada día. El amor que también sabe decir NO. Dos personas que se saben personas e individualidades diferentes, independientes, libres y autónomas

Oscar y Olga , Olga Martha y Óscar. Osquir y Olguis. Padre, Madre. Abuelito y Abuelita.

Más que las bendiciones eclesiales a mi madre y a mi padre, lo que los ha permitido caminar juntos, a veces, eso sí por rutas diferentes del mismo camino. Es la voluntad, es la libertad y la alegría de saberse cómplices más allá de los mandatos de lo que para el mercado configura eso que vende bajo el nombre “amor eterno”.

Oscar y Olga, con plena conciencia de sus luces y de sus sombras, sus aciertos y desaciertos, decidieron construir una experiencia vital para ser compartida y nunca invadida.

De ese sí risueño, meditado y racional que se dieron la mañana del 19 de diciembre de 1969, se construyó con el paso de los amaneceres en una relación vital libre, sólida, amorosa, comprometida no solo en lo individual sino que ellos comprendieron que el hecho ser pareja no es un asunto de dos, sino que es un asunto colectivo y un acto político de amor, nunca un acto comercial de pose, religiosidad o hipocresía. Fue y sigue siendo un acto de amorosa libertad.

Bueno, esta es mi apreciación, supongo que esto no ha sido nada fácil, aunque no por ello ha dejado de ser gratificante.

Ella, Olga Marta, mi madre, con un carácter fuerte, feminista y vital; apasionada, trasgresora, rebelde, directa. La mujer con más energía que conozco.

Él, Óscar, mi padre, con un carácter pausado, amante de Jorge Luis Borges y de la literatura; amoroso con los gatos, introvertido, racional y metódico. El hombre con pausa y con la sonrisa más linda que mis ojos han visto jamás.

Mi padre el silencio y mi madre la pasión. Ambos personas inteligentes, listas, estudiosas, honestas, simples, complejas, comprometidas y coherentes en el decir y en el hacer.

De estas dos personas; tres hijas: Ana Marcela, Adriana Rosa y Maria Esther. Un nieto: Jorge Arturo, También muchas criaturas no humanas, perros, gatos y una vez hasta un perico. Así es la hibridez Montanaro Mena, o Mena-Montanaro.

Ellos son 52 años de amorosa convivencia y más que un asunto temporal lineal su andar uno junto al otro, Pienso en el tiempo circular. El tiempo que se cuenta de manera inusual para esta sociedad de consumo. El tiempo en ciclos. Es un tiempo en tiempos de muchas vidas, cuerpos e historias vitales. Es un tiempo en otra cadencia, con lluvia, sol, lunas y mares.

Nosotras, sus hijas y el nieto, somos la mezcla, la hibridez de la diversidad de un amor que espacial y temporalmente se ha transformado en amores. Todas diferentes, como los dedos de la mano, dice mi madre.

Cada una de nosotras diferencia esencial, Marce, Adri, Esther, y Arturito,. eso sí somos disciplinadas con un compromiso político, intelectual y vital por hacer de esta sociedad un sitio mejor. Compartimos eso sí, el valor y el amor por la sencillez, las pequeñas cosas y aprender, pensando siempre en la justicia social. Somos la vida que Óscar y Olga iniciaron, el camino que ambos nos enseñaron y nos enseñan.

Hoy de los 6 seres humanos, Montanaro, cuatro están en la cintura de América Central, en Costa Rica, Olga Marta, Óscar, María Esther y Arturo, las otras dos estamos aquí: Adriana, y yo, Ana Marcela. Hoy no estamos en el espacio físico cercano, pero hacemos, lo que estas dos personas maravillosas a las que llamamos mami y papi, nos han enseñado, a ser libres, valientes, disciplinadas y amar el estudio y trascender fronteras para crear otras maneras de relacionarnos con el mundo. Más vale el ser que el ser que el tener.

Pues eso, del acto amoroso de decirse algunas veces sí y algunas otras veces decirse no que inició hace cincuenta y dos años, hoy sigue su curso con pausa.

Es la expresión de la decisión vital que inició una mañana luminosa y ventosa del 19 de diciembre de 1969. Decir sí, decir no, es mirar a otros ojos en libertad y es lo que permite que el amor continúe siendo un amor en lo individual y muchos amores en plural, en lo cercano, en la distancia, en lo cotidiano, en lo individual y en lo colectivo; en el espacio doméstico y en el espacio público. Un amor, muchos amores.

Hoy, cincuenta y dos años después, el paso es más lento, más cómplice, más amoroso, es ya eterno. Es la mano de mi madre del brazo de mi padre. Es el café, la granola, la avena, los libros y el conspirar .

¡Qué viva siempre el buen amor! Los buenos amores que hacen que no perdamos la esperanza de que lo pequeño se vuelve enorme, que lo individual se hace colectivo y que el mundo puede y será mejor...

Madre y Padre, enhorabuena por el camino iniciado hace 52 años, la ruta repleta de incertezas y certezas, que se ha ensanchado en jardines, bibliotecas y laberintos. El espacio que nos recuerda con plena certeza que el amor será libre o no será. Que en la sencillez se teje la fuerza, la ternura, las lealtades y complicidades.

Gracias Madre, gracias Padre por los amores multiplicados, híbridos, mestizos. Gracias por amarnos, nosotras las hijas y el nieto, somos parte de vuestras luces y de vuestras sombras. Sin duda el legado de lo mejor que cada uno aportó a nuestra carga genética.

Gracias por los 52 años del inicio del proyecto cotidiano de amor.

Gracias por la amorosa historia, que es y seguirá siendo presente en cada uno de nuestros pasos. Nosotras somos vuestra continuación.

Gracias por el buen y bonito amor.

Siempre ❤️

Ana-Marcela Montanaro

Madrid, invierno y diciembre 19 de 2021

viernes, 3 de diciembre de 2021

Dialectics

 


Constant and eternal change. Thesis, antithesis and synthesis. The dialectics of life, with all its wonderful, boring, fascinating, deplorable and precious contradictions. Dynamics of time and motives.

And no, 

I will not bring my laptop.  It will be better to get closer and embrace the coincidences, and also the contradictions.

 

Madrid, 2 autumn and

 December 2021

Ana-Marcela Montanaro


sábado, 18 de septiembre de 2021

Luces artificiales



 Costa Rica conmemoró el 15 de septiembre 200 años de la independencia política de  España. Las celebraciones institucionales fueron rimbombantes, por lo alto, lo bajo  y alumbradas por la prensa.

Hace 200 años,  Costa Rica dejó de ser formalmente una colonia y se convirtió en una democracia criolla insuficiente, violenta y excluyente, pero revestida de mitos de paz, igualdad y felicidad. La Costa Rica del bicentenario, la Costa Rica imaginada. La de las luces artificiales y del buen vestir. La de la estética criolla. La Costa Rica mítica, de los igualiticos y hermaniticos. La de la puritica vida.  Todo colorido y tan hipócrita.

Abundancia de juegos  pirotécnicos para unos cuantos, mientras la oscuridad, el sufrimiento y el silenciamiento de la exclusión,  para miles de personas empobrecidas, sin acceso a la vida digna.

La Costa Rica desigual, la de las banderas, la patria pacífica y diseñada para creer sin ser. El país del bicentenario criollo, violento contra los pueblos indígenas y grupos empobrecidos.


El país empresarial del egoísmo bicentenario, de salarios que no alcanzan. La democracia de la libertad del empoderamiento y emprendedurismo,  la aspiración de tocar el cielo y a tener amiguetes políticos o narcos. La Costa Rica de políticos de todo color y tamaño que dan la espalda a la gente.

El país los fragmentos y segmentos de derechos humanos y reconocimiento identitario sin redistribución  de la riqueza. Sin debate democrático.

Todo bucólico y hipster. Tan de los derechos de las mujeres, para algunas mujeres. La Costa Rica de los feminismos prósperos, de las mujeres del éxito y aborto ya, pero sin que a ellas les importe la pobreza y marginación de miles de mujeres. Tan LGTBI, de colores pero sin compromiso por vidas dignas que merecen la pena ser vidas. 

La Costa Rica Ideal (como la marca de leche) sin Centroamérica y ojalá sin nicas. La democracia insuficiente, criolla, racista, clasista que destila violencia, patriarcado, injusticia y sufrimiento.

Los políticos criollos sean progres o religiosos neoliberales, católicos, evangélicos, todos mediocres, pero  brilla el nacionalismo.  Políticos sin creatividad, tan neoliberales y egoístas, pero tuanis. Todo es tan falso, tan imaginario y tan pintoresco.

Los éxitos presidenciales del Bicentenario de la democracia criolla. Carlos Alvarado y su mujer, compartiendo fotos de ciudades alrededor del mundo alumbradas artificialmente de luces blancas, azules y rojas

La celebración. Todo es tan bonito, tan próspero, tan imaginado, tan falso… 

Basta de postureo y espejismos. Urge la Justicia social, feminista-antirracista completa y no en fragmentos criollos de hipocresía. 


sábado, 14 de agosto de 2021

Promesa

 




 Ciudadana española, ciudadana europea, con todas sus letras, con todo su significado y todos los significantes

Hoy prometí, por la alegría, la dignidad, la rebeldía. Amo esta tierra tan diversa, tan hermosa y que a veces resulta rara, contradictoria, tal cual es la vida misma.

Esta tierra compleja, de territorios complejos, diferentes y disidentes, en la que nadie se guarda nada, mientras el diálogo, casi siempre termina siendo un monólogo sin pausa.

España una y España muchas, de palabras y de relatos. España la suma de las historias y una con miedo a la memoria. España imaginada, imaginaria, inventada; España valiente, un país de países, de acentos, de colores y sabores.

España, nuestra España. España, generosa, mi Matria, mi patria, mi calle, Madrid y el cielo que quiero. La que elegí y viceversa.

 España República ❤️💛💜


Aquí, mi corazón. Mis raíces, creciendo libres e insumisas. Gratitud. Siempre.


Lo prometo.


Ana Marcela Montanaro.

 

Piedrahíta, 13 de agosto y verano.

viernes, 19 de febrero de 2021

Tejedor de estrellas y de un día futuro

 


Un mensaje de texto en mi móvil y la tarde luminosa en Madrid se oscureció de pronto. José, mi amigo, mi hermano, mi compañero de mil caminos, marcados por una multiplicidad de sentimientos, emociones y sensaciones; falleció.

Paralizada en una silla más de la mitad de la vida se extendió en recuerdos de los tiempos inmemoriales en Costa Rica. Me sumí en un enorme y profundo silencio. Quiero escribir, no puedo. Hasta hoy y luego de llorar hasta el sueño, trato de poner palabras al dolor y encauzar las memorias pasadas que siempre han sido presentes. No me hago preguntas. No me alcanzan las palabras. En medio de un dolor inmenso que hoy compartimos muchas personas que tuvimos el regalo maravilloso de coincidir con José. José, nuestro Jose,

Para mucha gente él era “Beby”, yo nunca le dije así, para mí siempre fue José, otras veces le decía Josecito, y cuando las cosas se ponían serias, le llamaba José-Francisco.

Noble y amoroso. Sonrisa y paciencia. Talentoso y creativo. Amoroso con la vida, las semillas, el agua, los bosques y el cielo. Un ser humano intergaláctico.

Las letras de sus canciones, sus poesías garabateadas en pedacitos de papel. Sus hermosos dibujos de trazo firme y sombras de muchos grises. Creativo y amoroso.

Sus manos versátiles, que daban vida a las pequeñas piedras. Eran convertirlas en pendientes, dijes, anillos y en cualquier cosa hermosa inimaginable. Los trozos de bambú al ser tocados por sus manos, renacían en candelabros, incensarios, lámparas y en un sin fin de objetos maravillosos.

Los pedacitos de cristal que se transformaba en luces al convertirse en vitrales. (Mi vitral de gato, está en Costa Rica pero aquí en mis dedos llevo puestos dos anillos que me regaló),

El amor por su madre, Doña Plácida. Ella, mujer extraordinaria que le heredó la luz, el amor y el respeto por la creación divina.

Las semillas de maíz, de frijol, gandul, de cilantro germinaban entre en sus dedos. Sus manos acariciaban la tierra, sus dedos en surco y las semillas se transformaban en vida verde y fecunda. Entre sus manos los conocimientos y el amor de la filosofía de la cosecha. El culantro de coyote, medicina y alimento.

José. Sus manos en la guitarra. La acariciaba. Su voz rompía el silencio. Su música, la nostalgia, la alegría, la denuncia contra la injustica. Su música en las serenatas, en las noches matizadas con luces de velas, risas, lágrimas y amores. En el salón de mi casa, en el centro del universo, deshicimos el mundo y muchas personas nos hicimos amigas junto a su voz-

Su voz clara. Su alma enamorada. Sus ojos de artista. Todas éramos el reflejo del amor y la vida. Todas éramos guapas. Éramos el reflejo de la belleza femenina ante sus ojos. Nos miraba de la misma forma que miraba a las flores y en especial a las orquídeas.

Yaha, “Aspirinita”. Adri: “Chuchu mi amor”. Erika, Alejandra Z, Xo, Y luego reía para seguir cantando “La chica de plastilina”

Tiempos de serenatas y de noches de bohemia, sueños y luchas. No puedo imaginar cuantas serenatas dio José. Lo que sí tengo claro es que yo también fui afortunada. Muchas madrugadas los acordes de su guitarra se escucharon en mi ventana y alegraron mis madrugadas. “Flaca no me claves tus puñales por la espalda… Bruja, si aterrizas un día en mi balcón, Tu nombre me sabe a hierba, Las cuatro y diez”. Te despediste, ayer con el Blues de la Soledad.

A José Francisco y a mí, nos hermanó el tiempo, nos juntó la distancia y nos unió para siempre la libertad y el amor. Amigos, compañeros y hermanos. Pan, ajos y vino. Ojos. Silencio. Complicidad.-

José, tus manos, siempre tus manos. Y junto a tus manos, durante el tiempo infinito, las mías. Juntas, también se extendieron en libertad para hacernos luz.

Compartí con José un amor profundo en todas sus dimensiones. Nos dimos el permiso y el regocijo de abrazamos durante el tiempo sin tiempo que nos regaló la vida.

“Mujer de cabellos largos de risa transparente, tienes la nariz partida y tus ojos no saben mentir¨, me decía riendo.

Su voz arrulló a Arturo. Lo meció através de los años.

A mí que no me gusta bailar, bailé con él hasta música tropical. Yo que no se cantar, canté con él. Sentada en el borde de la ventana de algún coche con la velocidad del aire en mi rostro, muchas veces fui feliz. Él me sostenía los pies para evitar que yo saliera volando. Muchas veces fui yo quien le sostenía a José los pies. No nos dejábamos caer,

Lloré en tus brazos. Me reí en tus manos. Me abracé a tu cuello huyendo del miedo y el aburrimiento de las rutinas. También nos enfadamos. Te reñí en rus ojos , pero nuestro cariño era tan enorme y los amigos que forman parte de los retazos de la vida se saben perdonar sin dramas ni reclamos.

Siempre estuvo para mí. Siempre estuve para él.

José Francisco, fue una cuerda de estrellas que se enhebró para tejer y unir con amor y en diversidad la vida de muchas personas. Si no hubiese sido por él muchas vidas estaríamos dispersas. Muchas personas somos pedacitos de la amistad que él tejió e hizo colectiva. Nos marcó para siempre. Sus hilos de colores galácticos nos seguirán uniendo.

Hoy de alguna manera, todos esos corazones nos abrazamos y compartimos al unísono un dolor inmenso. Tan inmenso como el amor que le guardamos a José. Tan grande como el amor de estrellas que nos regaló y seguirá irradiando en la eternidad. José, seguirá siendo el ser humano talentoso y generoso, que con su luz tocó la vida de tantas personas

José, dejas tus semillas cósmicas en nuestras vidas. Buen viaje entre las galaxias, hoy llegas al Amor y a la Filosofía de la Cosecha ancestral de Luz Infinita. El ¨Día Futuro” llegará y nos volveremos a abrazar, volveremos a cantar. Las mariposas nacerán.

Tus luces, tus sombras, la perfección en la ambigüedad humana, José. Que dicha fue conocerte. Que alegría fue bailar contigo. Que placer fue escucharte cantar. Que alegría fue reírnos. Que bendición fue caminar juntos. Que dicha el regalo del amor. Qué bonito fue sentir tus manos y tus besos. Qué bonito fue querernos. Gracias por la luz que nos dejas. Gracias por tu vida, José Francisco.

Kaslem. Con amor, siempre,

Ana-Marcela Montanaro

Madrid, 18 de febrero de invierno y tristeza.


José Francisco Chávez Jiménez.

2 de octubre de 1974

17 de febrero de 2021